Visita el Molino.
Antiguo molino, que data de 1800, restaurado recientemente, ofrece una muestra de cómo se extraía el aceite en tiempos ya pasados.
Museo del Molino de Ojén
Al Molino de Ojén se accede a través de un pórtico que da paso al patio de trojes, donde se depositaba el fruto de la aceituna en espera del turno de molienda.
La maquinaria, las piedras y la prensa recibían la fuerza motriz del agua, abundante en estos lares.
El Molino está totalmente restaurado y su maquinaria original se pone en marcha para hacer demostraciones. Es lugar de obligada visita para entender la cultura popular ojeneta. En definitiva, en dicho museo se puede ver una muestra de cómo se obtiene el tan preciado oro líquido, el aceite de oliva.
El Museo del Aguardiente, ubicado en la planta superior del Museo de El Molino, incluye una serie de paneles informativos con la historia del licor y su leyenda, con fotografías de etiquetas provenientes de todos los rincones del planeta, afiches, premios, recipientes antiguos, etc. Y una de las pocas botellas que aún contiene el aguardiente de Ojén y que hasta el momento se ha conservado en el despacho de los diferentes alcaldes del municipio, cediéndose el testigo de tan preciado licor, legislatura tras legislatura. Gran parte del material que se exhibe en el museo ha sido cedido por los vecinos de la villa.
“Una copita de Ojén”, soniquete de siete golpes musicales que se popularizó en España por más de cien años, desde mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX. Un soniquete que hacía referencia a uno de los secretos mejor guardados del municipio malagueño de Ojén, su aguardiente.
Licor que se exportó a América y fue conocido internacionalmente hasta su desaparición entre leyendas y secretos. Picasso lo pintó en su cuadro Bodegón Español y Camilo José Cela y Rosalía de Castro lo incluyeron en algunas de sus novelas. Más aún, la maharaní de Kapurtala, Anita Delgado, lo llevó a extremo oriente.